5 de febrero de 2011

"Los únicos", los superagentes no se rinden

Hace años en el lugar funcionaba una fábrica de "amianto, gomas y afines", según reza el cartel impreso en cemento en el frente del edificio enclavado en pleno Parque Patricios, acompañado, manzana tras manzana, de otros inmuebles en similares condiciones, donde la vibración de las máquinas dejó de escucharse hace tiempo y los overoles dejaron de transitar por sus pasillos. En el mediodía empapado de sol, las calles solitarias retumban ahora con el sonido de excavadoras que derriban paredes y vuelven a convertir los solares en terrenos vacíos, a los que les espera algún futuro diferente al de la producción industrial que los caracterizaba anteriormente. Pero en los enormes salones vacíos de la vieja fábrica de asbesto y caucho, otros habitantes sorprenden a algunos vecinos que se asoman tímidos a sus puertas para espiar el movimiento de armas y los enfrentamientos de artes marciales que se producen en su interior y se repiten una y otra vez, como remedando a las visiones que tenía el protagonista de La invención de Morel en la isla solitaria donde lo situó Adolfo Bioy Casares en su famosa novela.

Nicolás Cabré, Griselda Siciliani y Pilar Gamboa aplican al dedillo las indicaciones que les dan dos expertos en efectos especiales de Stunt FX Team para que los golpes, las caídas y el manejo de las armas resulten creíbles. El director, Sebastián Pivoto, imparte indicaciones a sus camarógrafos y a los actores para tomar en cada una de las repeticiones diferentes detalles que, edición mediante, aportaran realismo a las escenas de acción de Los únicos , la tira que estrenará El Trece, pasado mañana, a las 22.

Desde mediados de diciembre último, el elenco de este nuevo programa recorre en horarios insólitos diferentes locaciones de la ciudad en los que se les da vida a la fantasiosa trama que imaginan los autores Pablo Junovich, Cecilia Guerty y Mariano Vera, en una suerte de lucha de historieta entre el bien y el mal con toques de humor. Calles trasnochadas del centro porteño, túneles vacios del subte o fábricas abandonadas como la descripta son algunos de los testigos ocasionales de las grandiosas batallas entre los bandos justicieros y malignos, donde lo que gana siempre es la espectacularidad de los efectos especiales y las escenas de acción.

El bien contra el mal

La historia de Los únicos se desata cuando Alfredo Monterrey (Arnaldo André), un enigmático filántropo, toma conciencia de que en la Argentina se necesita crear una unidad especial y secreta destinada a luchar contra el mal, como las que él ya creo en otros lugares del mundo. Por eso, junto con su asistente Soraya (Claudia Fontán) inicia la tarea de reclutar a los seres particulares que formarán ese grupo.

En el mismo estarán: Diego Rouvier (Mariano Martínez), un millonario excéntrico, que es un agente con formación de elite y con un coeficiente intelectual altísimo que le permite realizar deducciones con una rapidez impresionante; Axel Echeverry (Nicolás Cabré), un joven cansado de vivir que, al querer suicidarse tirándose desde un décimo piso, descubrió que sus huesos son irrompibles; María Soledad Marini (Griselda Siciliani), una joven criada en el campo que posee una fuerza descomunal; Rubén Hagi (Nicolás Vázquez), un hombre que posee una piel impenetrable que lo hace inmune a los ataques con armas de cualquier tipo; Rosario Ahumada (Eugenia Tobal), una ladrona de guante blanco que puede embaucar a cualquiera; Violeta Morano (Pilar Gamboa), una chica que puede visualizar el futuro y Hugo Albarracín (Pepe Monje), un tipo con doble personalidad que, por lo general, es un profesor de gimnasia afeminado, pero cuando el peligro le hace subir la adrenalina se convierte en un feroz soldado de elite.

Por otro lado, están los villanos a los que tendrá que enfrentar esta brigada. Uno de ellos es Livio Muzak (Carlos Belloso), el enemigo número uno de Monterrey, un ser de una maldad sin límites y que posee el talento de mimetizarse en el cuerpo de diferentes personajes. El otro es Ronco Milevich (Favio Posca), tan despiadado como el anterior y con el don, que adquirió en la infancia al caer en una pileta electrificada, de poder generar descargas eléctricas poderosas.

Volviendo al mediodía en Parque Patricios, las tomas en interiores finalizaron. Ahora el escenario es la calle, donde los vecinos fueron perdiendo la timidez y se agrupan de lejos viendo repetirse la acción, a la que se incorporaron Mariano Martínez y Pepe Monje. "Me gustaría que los chicos se engancharan con esta historia, son un público maravilloso", comenta Martínez. Y al parecer el deseo se le puede cumplir fácilmente si ocurre lo mismo que en ese momento, en que los chicos son los que más disfrutan el enorme despliegue de armas de fogueo que se produce en el barrio.

La Nacion

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